Mi perfil

(ALIAS mario alonso lópez navarro)
Nació en Guadalupe Nuevo Léon en 1959, nacionalizado Potosino, se formó en el taller literario de Miguel Donoso Pareja, quien desde ese momento reniega de haberle conocido. Forma parte de la generación de los Poetas silvestres, del cual es miembro destacado y único ideólogo. Tiene un taller literario llamado no si cierta pomposidad “Manuel José Othón” desde 1989. trabaja en la Secretaría de Cultura de San Luis Potosí. Donde es responsable de panes y programas culturales. Desde el año 2005 organiza el FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESIA ABBAPALABRA conjuntamente con un comité de festejos. Este irigote que ya va en la tercera edición se sostiene básicamente con ruegos y oraciones y la ayuda de diversos organismos y personas. Entre los que destacan: CONACULTA , SECRETARIA DE CULTURA, COLEGIO DE BACHILLERES, UCEM, ARCHIVO HISTORICO, FUNDACION EDUARD SELLER, UASLP FACULTAD DEL HABITAT, BENEMERITA Y CENTENARIA NORMAL DEL ESTADO Y al cual han asistido poetas de talla internacional, nacional y local (incluso algunos XL) como: Juan Bañuelos, Juan Manuel Roca, Ernesto Lumbreras, Minerva Villareal, Silvia Eugenia Castillero, Eduardo Vázquez Martín . Y mucho muchos mas..

lunes, 12 de marzo de 2007

MURMULLOS

Non inomni adversitate fortunae
Infelicissimum genus est infortunio
fuisse felicem.
Boecio.
que lenta la vida
Que violenta la esperanza
Apollinaire
Ser un hombre
limitado a la caricia motriz
del suelo

Ser de aire de agua
entender la savia oculta
en el barniz de los sonidos
ser la espera
el mar
regresando
tocar tus labios
ser tu nariz
la forma serena de las cosas
repentinas

Sentir el frío el calor
el miedo
como oscuridad a tope
los meandros de la pesadilla

Escuchar la sangre llegar
a los pulmones
partir de pronto
sudar
rocío elemental
tomar las cosas
saber de su naranja
líquido
Estar vivo.







INSOMNIO





La noche plena
en el tumulto de la luna
Flotando en mi sudor
escucho
como nunca
el llanto líquido
de algún desconocido
en la arena
de alguna
parte

Al borde del insomnio
todos los sueños se empantanan
en el dolido refugio de la esperanza
tocándonos los huesos
millas adentro
en nuestra carne
¿Despertaremos?





II
Para Armando Belmontes.



Pasa un carro
Otro
Otro más
Rechina
la balata
metal
angustiado
por llegar más rápido
a ninguna parte

Detrás la puerta
Tose
Alguien enfermo y con amor

El edificio azul mira mi ventana
mira
imperturbable
Una pareja discute
poco
se abrazan
apagan la luz

Un animal maúlla
su caricia lastimera
uno quiere ser por una noche un gato

Habito en mí
con la terquedad de quien confía
en sus caries

Dios allá arriba
debe estar cansado
aburrido
yo que sólo soy su imagen y semejanza
quiero levantarme
orinar

Sé que soy el único que orina a
esta hora
nadie más
mientras asciende y desciende la realidad aorta
la prístina soledad de un directorio

Canturreo una parte amorosa de las Valquirias
mientras el líquido
cae
se incorpora
se mezcla
quizá existen momentos
en que se teme soñar en la mismas barcas de cartón
porque se teme a la nostalgia tibia
como caramelo

en esta hora
en que la casa
es un inmenso
estanque de soledad

Tiro el cristal forjado del mismo hierro
el agua fluye hacia el infinito
de los minutos formales

Quiero salir al patio
al techo
ladrar desde el lado oscuro de mi alma
a la luna
la muerte
o que sea
llorar por algo
que no sé
de firme.












Temo la época del humo
La misma calle
Donde fui yo diferente

Dónde está mi cadáver
de los veinte
la prima moza
enseñándome el valor inequívoco
de los pezones

Temo mi último calcio
El viento llevándose la
Espuma de tabaco
Entre mis labios

Soy un misterio barato
arlequín diestro
disfrazado

No soy nada últimamente
me doy cuenta al abrir
mi maleta
repleta de partitura de cenizas


Los despojos de los treinta
quedan para nuestros dulcísimos héroes
fallidos

A veces visito mis rastros
la cara que hemos abandonado
en batallas elementales

A veces insisto
en llamar con esperanza a una puerta
para ofrecer en venta
un tazo roto
Desastrado.


.




Una hermosa lata en su
alocado aluminio
un objeto luminoso

una lata estéril ya
en el borde
febril
de la nueva carretera central cincuenta y siete
kilómetro treinta y dos

Un auto destrozado
un hombre

Una hermosa lata
reciclable.






Ya no soporto gabinetes vacíos
Ni terribles obituarios la
cama desnuda
puedes andar digo casi
llegar de un lado a otro con
pesadillas de muleta
Mira
puedes asomarte a una rendija de
este discurso
buscando mis luceros más sensibles
un neuma cerrándome los ojos

Porque aquí no hay nada
que pueda ser callado solemnemente
con la esperanza boba en los días pares
para apostarle un Dostoyevski a la bolita
de la suerte

Para no abandonar por allí
monedas

Aunque el corazón
subleve el desparpajo
y voltea de vez en vez
hacía los momentos faltos de tacto
donde recibimos los mendrugos
de una posible gracia

Pero me olvidaba
hoy no vine a hablar de
cuanto odio los jabones
con restos de cabello
púbico
los rostros inexpresivos

De mis venas obstruidas
de mi placer por el cigarro
oscuro
de la forma que ame a
mi amante gratuita.









CANíCULA







Digo, si fuera perro me preocuparía el parvo virus, el peso de los autos, de morder a los extraños. Conocer cómo se rasca uno a toda uña o lamerse sin pudor los genitales. No lavarse los dientes, jugar con las moscas. Comerlas. Bañarse bajo la lluvia, perseguir la cola. Esperarte.
Te amaría quizá. Comería de tu mano.
Pero no te sería fiel.
Eso nunca.
Perra.




















Allí estaba, como un templo abandonado. El jardín de juegos. Con sus cópulas siniestras, desmedidas. Bocas tragando vergas. Letras violentas, pechos enormes.
Como su hubiera parado el día a la hora exacta, al momento del insomnio, del pecho brutal, de la vejiga, vaginas terribles.
Algo terrible debe tener aquello que se venera. Dioses rabiosos al demandar los fluidos.
Allí, entre la mierda, elevé los ojos. Oré
La escatología, sublime. Había llegado a mí.























El hombre es un animal modesto. Se levanta, come, lee, corre, corta, sangra, bebe.
Ama a sus hijos y los ajenos. Ama a su mujer. Ensambla, enhebra, ensarta, envidia, suspira, engendra, engorda.
Hace sinfonías, cenizas, estatuas.
Se enternece al enfermar su gato, suda, seda, sueña.
A veces, escribe.
































Enlatados en la gigantesca
bóveda del tiempo
mirando con pesar la cara
amada hace tiempo

(A veces suceden funerales tibios).































Lo único que sobrevive
Al hechizo
Son las lágrimas.















































Mi soledad es un perro que ladra sin luna.








CP 78360


























Y basta para mi dicha
morir besando la flor
que me dio por cortesía.
Leopaldo Lugones














Luego todo arde en un pasado de cicuta, todo es tan sórdido en el boleo de la comida, entramparse en nuestra propia sombra en las paredes. Y acabas alimentándola por el resto de tus días.
A pesar de todo tengo ardiendo la memoria en un jueves gástrico, en su ruido de leña adelgazada, talle demasiado febril para entrar a misa, campanadas, un manazo brutal, gregorianos de piedra.
La tarde es una comida de hugonotes, amenizado en el rugido ecuestre de nuestra propia multitud. Somos legión nos dice la familia, al final de acto la vida nos colocará sus amalgamas de barro entre los ojos, mezcla de saliva barata que no servirá para remedio.
Todo arderá cuando entres al jardín deshecho con el pie descalzo, con los sueños que nos antecedieron, embarazos y paro forzoso. La estúpida tribulación antes de Elisa, la que te sigue humedeciendo, la eterna ausente.

















Lo dijo el profeta oscuro cuando escribía sobre la ciudad y sus temores, la ciudad con su propensión al metal y a la fácil recaída, la ciudad sitiada por los cuervos, la ciudad rendida sin golpear un tallo.
Esta es la llama en el ladrillo agonizante, ese es su cardumen, yo soy su sangre.
Este es su solsticio mirando los queveres, las ventanas discretísimas y monas, ataviadas a la vista de los hombres, labios que miran, que murmuran, que adelantan historias.
Todos fingimos nuestra piedad mestiza, nuestro cristo manco, nuestra condena, nos dirán concupiscentes, ímprobos, remisos.
Pero en tanto no llegue la hora seguiremos felices en nuestras unciones, en nuestra frágil vestidura antes del diluvio. Mientras siento llegar en mi mente el punto definitivo.




DESEO







Lo sé, he pasado por eso, lo sé, lo intuyo al verte. Moraste esta casa apenas nuestro faldón estaba recién pintando, cuando el huerto era solo suspiro, cuando decir rabia era cosa de romanos. Lo sé porque aceleré a fondo apenas la vida era apenas un presentimiento. Sentí en el pecho su latido, ladrar canino, amargo llamándome a las llamas. Lo sé, lo supe entonces al ser parte de ese beso, al sentir desgarrase la noche entre los brazos como trozos núbiles de azúcar, con ese sudor de las cosas verdaderas.
Al final todo es principio, inútil propiamente como la nada, al final todo se enciende en un mítico universo. Casi.




MÁS DESEO
Para Alvaro












Los lomos del destino no saben lo que portan, parte de ello puede ser húmeda baladronada, día ciego donde contemplamos al divino Tiresias.
Nos vamos contemplando en esa cuna que no acaba de secarse, nos vemos de frente, de lado, envejeciendo.
Mientras pasa una caravana interminable plena del sudor de nuestros fantasmas.

















Papá, dónde dejaste tu correspondencia, lo que no pudieron llevarse a embriagar el talco de los días, tu cáncer referido, tu destinatario.
Algo te alimenta además de un místico entramado, algo te hace respirar sobre la máquina ya enferma.
Te miro, quisiera mesarte los cabellos como a un hijo enfermo. Tengo miedo. Envejezco.
La ciudad no debería crecer, debería quedarse en un momento solo. La ciudad esa gran puta no sabe que nos duele.
Antes de llegar aquí, existe un lugar donde se come delicioso.

















He comprado una caja que no está vacía, he obtenido más que su cartón y aire. La he comprado por cosa de nada, por algo que –dicen- está dentro, contenido.
Dios o la muerte –no sé- ambos.

















Todavía ronda por ahí un pedazo de naranjo, todavía por allí siento su necia persistencia, todavía por allí ronda su sombra vespertina.
Siempre soñé un tesoro bajo sus raíces, un guiño de plata claudicante. Pero no, debajo únicamente había el cadáver de un gato, días muertos, los relámpagos que nunca le nacieron a una tormenta que ya he olvidado.


















Bajo sus ramas toque alguna vez un labio que no era mío, bajo sus aleros percibí levemente cercanías de tormenta, bajo sus dientes pude ver toda mi ceniza, la dicha del mundo, la razón del homicidio, su tumulto.
Bajo sus ramas volví muchas veces a seguir soñando
punteando soledad adolorida, nuestra primer derrota.

















Pero algo venía de más lejos que Milwakee, por los pantanos secos de Salt Lake City. El discurso bobo que trae salvaciones en cable, mezcla de alabar a dios mientras te mezclas con los hombres.
Mi padre sigue evangelista en su lecho de virtudes y yo soldado de la carne, algo mas grueso que cuando el comunismo.
Mi padre confía su salvación por cansancio, mi padre rumia palabras dentro del corazón consuetudinario, apostándole el resto de sus fichas a su paciente dios judío.
El yermo sobre las marcas, llueve su cobijo en el entendido del amor sobre algo más que flores.
De tan grande crece el mundo impunemente, tras los meses buenos y malos.
Yo aquí, aún, sin entenderlo.

















Somos ruines, de alguna manera queremos entrar a golpe limpio al paraíso.

Y si así fuera, ¿y si el discurso del universo fuera cierto?
¿Y si nuestro círculo fuera el equivocado señor Desinovich?

Nada tienen los días que no traen medias, luces delicadas.
Nada tienen los martes y su salmo
Nada tiene las rosas sino su humilde hecatombe

Espero a mi dulce
tierno Caín

Sé lo poco útil que es mi ofrenda.


















Fuera del dulce pastel de cuyo olor me abstuve, puedo pasar de largo mi infancia extrema. Como un suspiro.
Fuera del talle que amé, de un beso que no fue en la boca, del juguete robado del cual no supe su destino.
Todos mis días con lágrimas, mis días sin ellas
De adoptados seres, o hermanos tan solo
Lo que me destinó mi padre.

















Había algo más, un entierro en vísperas nocturnas, la granizada del 74, esa hebilla que aún llevo conmigo, parca denuncia.
Nada interesante.

No tengo más ausencias, salvo esas, quizá una novia que me negó tres veces. Recuerdo hablar cartas de odio, no de amor.

La apariencia, terca sensación obtenida tras visitar tristes cementerios de colibríes.

La vida no se obtiene en celofán de bautizo, en el llanto y mierda de ese día. Podrían ser sus fotos. El traje que perdemos día a día, ese alimento de ácaros.

No tengo, te dejo esta carta, por si un día respondes.

















Como rezar sobre los días inciertos, para que todo acabe siendo recuerdo.
Y en ese mismo tono morirse de tanto llorar por la nostalgia.
Tengo que hacer tierra, como Anteo, tengo que beberla, a puños, saber de cómo y donde guarda su secreto. Su decoro. La victoria de asistir de pie a nuestra muerte.

















Encima de mí pasarán sin pena, encima de mi angustia, no sabrán nada mientras me pegan.
Encima de mí como yo de otros, buscando refugio para mí molar, para mi diente, para mi abrazo. Lilith no es una sino dos ramas convergentes, el secreto mismo del deseo.
Pasarán sobre mí, no importa que no haya guerra, que haya muerto el Minotauro, clavarán su bandera en el nicho sur de mi costado, en los clavos de mi frente, en la llaga de mi lengua, en el rostro que guarde para tus ojos.
Estaré desnudo, limpio y dichoso para el baile, listo para el abrazo.
Doblarás el diario, su foto, la piedad aguda de sus partes. La agencia, el remitente. La pagina.

Pedirás más café.

















Tras la marca manca de Ulises, llegará la barca precediendo locuras del poeta ciego. El cerco rector. Muertos que solo querían el bien de una caricia ¿acaso no es verdad, argos, que la supuesta viuda era muy torpe? Tensar la lira no es matarlos a galope, sino ser humilde. Acaso codiciar legítimamente la presa, o desconocer cosas del destino. Sucesos para adornar la casa antes de la cena.


























Vinculados estamos a la espera final de la espiga, sus junturas diestras, predecibles.
A la terca forma de pedir disculpas
A este mundo
Por tanto pan
Por tanto aire
Por desconocer el argumento.


















En dos minutos humedecí mi espingarda, en los ciento y pico segundos en justicia, para cazar la fiera. Antes del anochecer, la quite de su yantar, de su necio solsticio.
Del padecer la dentellada del deseo.
Vengué la rabia a su marido, su abrazo fofo, la mezquina forma de olvidar su beso.



















EL CARDENAL DEL BESO
























Une rose dans les ténèbre
Mallarmé











Deduzco la sal porque ese el oficio de mi padre, se de ese sudor en las tardes ascendentes, necia transpiración como mediodía de galgos. Yo temo como cualquiera de la noche, los lunes en almoneda y la mirada suplicante entre las espinas. Soy un malandro, un manantial.












8:15







Así esté en los Hechos (..) llueve a menudo en las espaldas de ella, sujeta una vez más al fruto del deseo ajeno de mi padre, aquí no hay lágrimas mientras lava la mierda bajo la lluvia. Entre las paredes el humo delicioso de un cigarro rubio. Pero no reza... eso vendrá después.
Un naranjo entre los relámpagos, una niña me dará el segundo de los apellidos, abril transpira como odiar sin la esperanza de golpear a nadie.
No se puede regresar si nadie a la espera, Odiseo es un decimal rimando en la mitad de la nada, un bebé duerme entre los otros. Gime y huele el olor fresco del jabón barato.
Una postal de azúcar... hija te esperamos.














SÁBADO







Yo no sé tocar la oscura melena de los días, Ángeles en quemarropa los jueves de ceniza... puedo saber de un faro, la melodía mayestática del foro... el pene anguloso del primer deseo, después del upa, upa ya iremos creciendo mientras ocultamos nuestras penas, el naranjo sigue ahí pero nunca dio fruto, casi al borde del cuarto año lo cortaron a muchas mitades, algunas hicieron un barco (se que lo sacrificaron para nunca suicidarme).
Un libro oliendo a orines, un libro con tetas claroscuro, la tinta del infierno, una bayoneta muda, la roca, una nostalgia, Elo-uia, Elu-Elu, Elo-uia. Nadie abandona el barco antes de la caleta.











UNAS VELAS PARA CELEBRAR







Ramos de sueño, vestirte de santito para llevar la penitencia, feliz del cobre para una limosna que no tiene destinatario, el párroco te acaricia para acercarte al cielo. Nada es mi nombre. Estoy frente al cuerpo desnudo de la noche, roto en una penitencia extraña. Dulce olor de mata fresca, rosas. Deja que llore la imagen. Flota un dulce olor a vuelo de gaviotas. El mar se acerca. Tengo miedo.

El presagio es la florescencia de un día que ya está escrito.














ANGEL UNO







Se de esa cornisa, porque caí al mar desde un monociclo, no obstante el taxi pudo frenar a tiempo. Allí lo vi, de tres cuartos al más puro estilo Bizantino, ala monocorde, sibilina, letras griegas en un trasfondo oscuro, dorado como de sol, pero sin ganas, letras impredecibles. Paidos, paidos, filis, paidos. El viento suena a caricia fuera del limpio sanatorio. Nadie me quiere tocar por mi reciente suerte.














ESTE DIA EN ESPECIAL







Veo un Sagrado Corazón que se niega a mirarme, la tarde es una lata oliendo a formol, quizá algo de adobe, transpiro una luz muda mientras mi madre reza. ¿Habrá algo mejor en el verano que una ataúd desnudo? Sierva soy señor de tu voluntad, todas lloran en el mismo duelo. Algo nos ata en verdad a las esquinas de lo que creemos.

Una serena clama en la mitad poblada del desierto. Una serena calma, indecisa, un verano de naranja agria. ¿Alguien calmará a la abuela?













CARTAS PARA ALEJANDRO







Ahora empiezo a entenderlo todo, terco aguamanil defenestrado, gallinas del mediodía, lascas. Vienen los días jueves con su todo premonitorio, sueños oximorones, la fe en la conquista de las indias. Objetos que nos pasan por delante a pesar de que llevaban más de mil días perdidos. Una carta sin abrir nos dice el día exacto para tocar la campanilla. Las flores marchitas no se pondrán nunca en un entierro nuevo. La arena llega siempre sin avisar, como el padrino que no recuerdo. Había una muñeca en esa tumba. Llueve por fin.


















Ahora lo entendí, recién. Abrieron una portola magnifica y comimos todos, se repartieron trece panes y trece mas, quisimos entender una parábola pero olvidamos para que servían los números. Supimos que estaba allí por el olor galante del incienso. Lo repito toda la escena era una película rusa.

Y la Egiptana seguía repartiendo cartas en tanto yo vociferaba mientras me hundía.











ANTES DEL ANGEL







Lo supe mucho después al filo de unos cristos rotos, bebíamos. El me insultaba, Jesús -le dije- ¿podrás tu perdonarme? Pero quizá este compadre no escuchaba, el tiempo como una col agria nos llena a veces de rabias sin raíces. No -me dijo- tu papá temía siempre de infidelidades.





















Mamá sigue lavando a veces bajo la lluvia, ahora está serena, acaba de escupir una semilla donde algún día nacerá un naranjo pero no tendrá frutos, y será cortado y al cuarto día cumplirá su sueño de acompañar a las otras barcas. El desprecio nace siempre enceguecido, manco. Nunca se repara en la velocidad de los presagios.










LA FOTO VA







Tu padre y madre es una barranca de dos brazos, tu sueño y su sueño son dobles espigas en una campiña muy grande, tus padres y hermanos son vértigo de lo posible.
Mirar con lupa tiene algo que me atañe. El oficio de mi padre no era carpintero, el llevaba cartas siempre a otra parte, allí envejeció para desdicha de sus amantes. Adora mirar el sol mientras bebe violetas -cosas menos dulces- Antes disfrutaba peleas a señal abierta, ahora acomoda pañuelos por colores, le gustaría escribir un libro, pero la memoria se le sacude como sal en nuestros hombros. No sabe cantar.
Argentina es un guisado mítico, en los tiempos del contrabando gustaba de pasar sus maravillas en el código postal, la canción vernácula siempre le supo a pitayas. Un kilo de algarrobos era el partido desde siempre. No, nunca fue corrupto.










EL PRIMER VESTIDO







Recuerdo que te perdí en enero, bajo las sábanas que alguna vez nos prestó tu madre nunca previmos esa pesadilla. Por cierto, debí encalar la memoria del frente, para no dejar escapar los gallos. Debí violarte, entrar a tu alma, saber que demonios escondías bajo las rodillas. Dejar la harina para más tarde. Otro costal y nunca hube de poseerte. Por eso dicen que el mar siempre está en calma cuando no sales de viaje.



















El Jesús en la Boca, el Jesús en la boca y nunca quisiste en realidad besarme.
















Porque a veces estamos vistiendo la camisa y las varas llegan por si solas, la trama del Fa es hasta escuchar a Jeff Beck, en tanto las dulces aguas nos acercan a las mariposas. La carne es una pista para saber exactamente por donde andamos, la carne, la espiga mala, el naranjo en el fondo de la casa. La trampa de los días que no caen quince, el lugar de las salamandras. Matrimonio sin hache es la vejiga que libera la familia. Los días dados donde apuntar tu número de suerte. El hacha en los Navarro. El fin de la comilona, la tarde como un suspiro. Las primas recién llegadas, su olor a pan. La música, la nota, el arlequín.









CUANDO NACI








Pregunta. El tiempo es la hoja o la herida, el tajo es la muerte o la herida. El blanco de mi muerte fue inaugurado el mismo día, su figura repentina, su melodía de fondo. Caries, el dolor debe ser como las caries irremisibles. Hay una isla de fe y en el centro soy su única palmera, no se más.








EL NARANJO QUE PUDO SER ANCLA








Después supe de los rascacielos, de la humedad que había entre los montes, el disco de portadas azules que siempre fue escondido y nunca encontrado, de como se intuye. La parte vegetal debe escribirse entre los días felices, como carbón y banquete, entre brumas y regalos. Pero algo se corta y no deseas volver a lo que fue tuyo, al jardín íntimo que sirve aún como estacionamiento. Llueve alcohol en primavera, después de esto nada sabrá porque estoy sólo, solo con mi glande solo y mi habichuela y mi butaca. Me gusta mirarme en el espejo mientras llega el orgasmo.





















En el jardín siempre hubo cadáveres, días muertos, las flores olían a ronroneo, a huída.








14 en punto.








Siempre lloro en casa, después de clases, siempre lloro en casa. No son los fantasmas. Todos mis hermanos huyen a la batería de afuera, como un vitral disuelto, solo yo los veo, se que pasará mañana, ya he soñado con eso. Los lunes me da por escribir, después de la comida. En la tarde hago confeti, pasarán los años hasta este día.

















María tenía una manzana y nadie la ha mordido, María tenía una manzana y nadie la ha mordido, María... algún día crecerán los juegos en nuestro delirio. Mira por ejemplo mis hermanas.











18:25







No puedo mentir cuando estoy todo lleno de marcas, no puedo situar en que parte estás de mi tatuaje, solo déjame saber si estás sola para orinarme en tu recuerdo. Ayer entre mis llagas azules encontré sentado al guardavía, me habló vagamente de mis hijos, el varón que a veces dibuja caballos con mi nombre, equinos saliendo del mar hacia ninguna parte. Las vidas que se viven a veces suelen ser las mismas. Yo no pude sembrar más allá de un limonero. Abril se hace a la marca. Guardaremos a los moros desde esos primeros momentos hasta esta parte.





PORQUE HAY DIAS AMARGOS COMO SOLES DE CONQUISTA











Apenas pisando un jueves contemplé el archivo, allí debía estar ella, bajo un auto rojo de homicidio. Enterrada sobre una absurda calavera. Con una medalla en los pulmones. Se de días de tierra apenas convocada y puñales de niño rico. Se de ligeras tablas de la ley, de los árboles llenos de axilas. De tituladas prostitutas.
En mi cocina se beber café barato mientras releo las noticias. No estoy arrepentido, puedo odiar a los cerillos que no encienden a los santos varones a sus hijos criminales. Estoy en mi cadena bajo cuello, frente a la eternidad, ululando de piedad.
Espero que nazca dios aunque no esté presente.




ME REVOLVI EN LA TIERRA COMO UN ODIO GIGANTE

Para Ihacub








¿Quién se puede reír en las gráciles enfermerías? ¿Donde se puede pulir mejor nuestro monóculo?
Elías ascendió a los cielos envuelto en fuego y no por eso dejaron de babear los pobres. Mientras que el rubor de mi escalera no era mas que una oscura simetría .
Acá en este cementerio que respira puedes a ser tomado en cuenta, sin problema, nada pasa más allá del este de las doce, de su futura madrugada. Cuando se marchen por fin los mercaderes podemos por fin mirar hacia otra parte, a bautizarnos por amor día tras día, vivir en monárquica plenitud, correr tu piedra hacia arriba tal cual todo renacido.
Elías, ese adicto brindará salmos a tu costroso cuerpo, a tu forma de ingerir los vegetales, al grial que nunca buscaste.
¿acaso no podemos erigir un rostro en este valle de fantasmas, en este verano secuestrado?
























CULPAS EN EL CUERPO RONDAN ESTAS CALAVERAS











Lares que fueron sitiados en las válvulas del paraíso, sombras como la del discreto arlequín. Besos. Reclamos de toallas para baño de todos los que han nacido. Ídolos de plata para los rellenos de hambre, pústulas, enfermedades, graderías que compartimos con el mundo.
Sobre este sitial venero el agua que he de tomarme, los sábados impares, la moneda que flotó antes de dar la cara, la verdad de un neurisma.
Rito macabeo era esa infancia chata donde obligaban a secarme, yo que nunca quise beber del padre ni su carne. Yo que me conducía por propia mano a mi luminoso paraíso. ¿dónde está el verano? ¿Dónde su lomo susurrante, su lengua en mi aurícula ? mi glande de pollo busca la cédula de su tobillo. No hablo solo, soy el cadalso de unos millones de heresíacos, el recuerdo de su degollina.
Y aún esperan que me hinque.










CUANDO ENCONTRE EL MAR HABIA TERMINANDO LA TORMENTA



Cuando subí a su rostro habitaban en mi dulces gaviotas, bailaban con generosidad cada vez que les compraba una copa, sus dueños vigilaban con un ojo y con el otro rezaban con fervor a algo más grande (las olas acercaban los preservativos)




martes, 6 de marzo de 2007

ALTALUNA

V

Y ya pude ver; él tapó con barro las heridas, su párpado menguante.
Y ya no pude hablar, selló con saliva mi boca, y el milagro se volvió
presente. La realidad, dura prueba, había muerto.

IX

Y luego vino el agua y se llevó todo y el amanecer era sólo otro
llanto florecido.


De: “la apariencia del árbol”

CANTO CUATRO

En la lengua irisada del destino, flotan invisibles décadas de
agua; pescan sol los pescadores y vuelven al mar las almas que aún
no encuentran término.


Pero al final bendeciremos a los locos, besaremos sus manos,
libres de sangre y sobre sus ropas lavaremos el agua bendita y
pediremos perdón por todo lo tomado, en silencio que nos
habremos de repartir por partes iguales.
repartiremos la caza y comeremos en el fuego alimentado con
todos nuestros sueños.




Las novias envejecen, los amantes maduran y se casan, las
esposas mueren, pero todos descansan con fervor sobre el mueble
de los penates, a veces con cierto malestar te patean las costillas
para que puedas rascarte sin temor tus penas.

De: “la apariencia del árbol”

APARICIONES

I

Y cuando veía acercarse el eco de mi padre
corría las cortinas de su pez y le procuraba
en su propio pensamiento
miraba hacia el no-se-donde
mientras las citas de pan sobre el café se desmenuzaban
El cigarro perfectamente hilado
duerme
y su deseo es algo nebuloso
que corre por los decires de familia
- Papá en tu cuello luce una mancha
una barba admisible-
Un recado del tiempo
tomo tus recuerdos leo
mientras callo nuestros destrozos verdaderos.

De: “la apariencia del árbol”
El tiempo huele a muerte a quemarropa
tienes
que
volar hoy que es jueves
la cabeza del diente de león
y con polen
en la cabriola.


Estamos de pie
sobre la hermosa pared del tiempo
desarmados
jugando a lo vivido
tres ángeles lloran su tresillo
como si
realmente entendieran su pena
la mordedura de esta tarde
Rota la rosa roma
caballitos de madera
¿dónde montaremos?
En jueves ya no se atrapa el aroma del café
ni la sombra sirve para cubrir la ropa
la espuma o el desastre

caballo de madera
¿qué será del trote mentiroso?
híncate esperanza
acaricia mi canción amelonada
siente como nos ama el viejo
arriba
sonriendo en sus muletas
en sus indescifrables epigramas
En la hora de nuestra hora
de nuestra compasiva dentellada
ladremos
La noche es un animal montado en lo oscuro.


El mar me devolvió al fin
una botella donde escribir
El mar me devolvió al fin
una botella donde escribí
El mar me devolvió una botella
Y nadie contestó
Nunca.


De: “la densidad del aire”

JUBILACIONES II

Y allí está el parque el secreto estanque con sus aves
migratorias

el prodigio del árbol que dio frutos
navegan con gusto las olas al caer la piedra
arriba el abismo del agua la otra cara de la tarde
cae otra piedra y sigue el mundo
la necesidad doméstica de sufrir por algo.


De: “variaciones”

9 a.m. (favor de checar su tarjeta de salida)

A Rod Stewart por Down Town Train.

Viene la gente y hace fila
en el camión de las nueve
la mañana comienza a reventar
ENTRE EL ASFALTO PASOS MENUDOS
mientras sonriendo… los senos se lucen entre tanta vista
y los ojos
palomas se solazan entre jóvenes
se extingue la llama del amor
da paso a otro fuego menos permanente
Camino del trabajo
la sangre perdura
la vida pasa.


De: “variaciones”

EXACTO SOPOR DE MANADA VIRGEN

Tercer llamada a saltimbanquis
que se han perdido su flor en el ojal
espera cruel de menarquía
espera de corola por la noche medida del destierro
regencia del profundo amor ser y nada
vuelta y vuelta la especie y su pantano
los peces mueren por la boca
los hombres por el pene.

De: “variaciones”

RUTINA DE LOS DIENTES

La ciudad con sus luces para el tránsito
la ciudad con pelo de mujer desnuda
la ciudad duerme en humo a esta hora de la noche
la ciudad ebria por la bruma
la ciudad con su perfume de suburbios
nos ama
miserablemente

Como la bruma que pulula
el suave recado del hambre nos adentra al trabajo
como la bruma caminando torpe
entre el amanecer
y el sueño.

De: “variaciones”
Y TODO aquello
los objetos que nos pertenecen
a fuerza de recuerdos
como espacios engargolándose al pasar
los travesaños
siempre salen por la misma vía
con sentido contrario
miran de frente
silencio que se ha cansado
donde los lugares se poblaban de amantes
y despedidas breves,
los cuerpos de sudor extraño


son seres que pertenecen a su propia historia
abril es idéntico a sí mismo
al escurrir por las ventanas

De: “breve Luz”